La estación marítima de Bahía Blanca evidencia un importante tráfico de insumos para la industria petrolera, al mismo tiempo que comienza a recibir inversiones destinadas a procesar y exportar el gas proveniente del sur del país.
Aunque de manera lenta y casi imperceptible para el ciudadano común que vive alejado de los muelles, el puerto de Bahía Blanca se consolida como el puerto de Vaca Muerta.
El ejemplo más claro y casi emblemático está dado por el aumento en el tráfico de arenas especiales que requieren los pozos neuquinos.
Mientras en 2015 se habían movilizado apenas 5.500 toneladas, en 2017 se descargaron 76.284 y en 11 meses del año pasado 156.000.
En el caso de la baritina, otro insumo básico para la industria petrolera, en 2015 se habían movilizado 40 mil toneladas, en 2017 un total de 80.200 y hasta noviembre del año pasado 36 mil como consecuencia de una menor demanda producto de variaciones en el proceso de extracción.
Esta semana se concretó la descarga en el muelle multipropósito de Patagonia Norte, de un equipo petrolero de grandes dimensiones marca Petrex, operación que estuvo a cargo la empresa Crexell Transportes S.A.
Esta tarea logística constituye una continuidad de las realizadas el año pasado y ya hay fecha prevista para otras cargas similares rumbo a Neuquén.
Las facilidades operativas y geográficas del puerto local le permiten operar en condiciones ventajosas con competidores directos como Zárate, por ejemplo.
Los equipos descargados, junto con varias toneladas de tubos necesarios para la explotación petrolera fueron almacenados provisoriamente en el sitio 21 del puerto de Ingeniero White, concesionado a Patagonia Norte y en la nueva zona logística de Loma Paraguaya.

“El Puerto Bahía Blanca decidió ser un actor logístico que facilite el desarrollo de Vaca Muerta. En este sentido, se apostó a impulsar y ejecutar un proceso de expansión territorial y logístico que permita potenciar y consolidar a nuestro puerto en la entada de insumos y la salida de la producción proveniente del yacimiento”, mencionó el Consorcio a través de un comunicado de prensa.
“La privilegiada conectividad náutica, la estratégica ubicación geográfica, la profundidad garantizada de 45 pies de calado, la disponibilidad de tierras y la inminente licitación público-privada del tren norpatagónico nos posicionan como el escenario propicio para desarrollar proyectos ligados a Vaca Muerta. Sumado a esto, la red de gasoductos, oleoductos y la disponibilidad de energía eléctrica de alta tensión nos dan un importante valor agregado”, agregó.
El protagonismo de Bahía Blanca como estación marítima de Vaca Muerta fue admitido incluso a fines del año pasado por el presidente de YPF, Miguel Gutiérrez: “Diría que es obvio que el puerto natural es Bahía, para YPF lo es. Es donde tenemos nuestras operaciones, donde estamos hoy, y además tiene sentido si uno mira la cuenca desde Neuquén, pasando por Río Negro y llegando hasta acá. A eso hay que sumarle todas las instalaciones que ya tenemos, en Bahía están Profertil, Mega, todo el polo petroquímico en general”, afirmó.
Incluso el presidente de la petrolera estatal fue más lejos aún al ratificar también el rol de Bahía Blanca como puerta de la Patagonia.
Esta semana directivos de YPF presentaron ante la prensa y autoridades de la Unión Industrial de Bahía Blanca otra acción directa que unirá la ciudad con Vaca Muerta: el proyecto Tango.
En unos 20 días llegará la barcaza contratada para licuar el gas de Neuquén y exportarlo a China desde el muelle de compañía Mega.
Es una experiencia piloto de reducido alcance, por cuanto permitirá despachar entre 8 y 10 buques metaneros cada año.
Los proyectos de peso vinculados con Bahía y Vaca Muerta tienen buenas perspectivas pero aún no hay nada concreto.
Uno de ellos es el denominado Tren Norpatagónico que debió haberse licitado en diciembre y ahora se hará en abril, la posible construcción de una segunda planta de Profertil en Cangrejales y un megaproyecto petroquímico por parte de Dow.
A esto debe sumarse la intención de YPF de construir una planta terrestre de licuefacción en Galván, una iniciativa que ronda los 4 mil millones de dólares y requiere de un socio de peso. Fuente: La Nueva, Por Adrián Luciani