En verano el gas será licuado en una barcaza en Puerto Galván y exportado por buque a otros países. En los meses más crudos del invierno será llevado también por barco al puerto de Escobar, donde será regasificado e inyectado a la red.
Durante meses fue un secreto guardado bajo siete llaves, pero ahora comienzan a trascender cada vez más detalles del plan oficial destinado a exportar el gas de Vaca Muerta desde el puerto local.
Los primeros indicios surgieron a partir de difusión de un memorándum de entendimiento entre la texana Excelerate Energy LP y Transportadora de Gas del Sur (TGS) para colaborar conjuntamente en la evaluación de un proyecto de licuefacción en la ciudad.
El estudio apunta a determinar la viabilidad técnica y comercial de licuar y exportar el gas de Vaca Muerta en los meses de verano y, al mismo tiempo, reducir las necesidades anuales de importación de gas natural licuado (GNL), es decir el que llega por barco.
Con la licuefacción el gas neuquino será reducido 600 veces su volumen y cargado en buques metaneros.
Si bien oficialmente se anunció que los resultados estarán disponibles a fin de año, todo parece indicar que la decisión del Estado nacional ya está tomada y estas evaluaciones terminarán avalando la decisión tomada.
Cabe recordar que Javier Gremes Cordero, CEO de TGS, dijo que Bahía es el lugar ideal para la apuesta y que la idea es comenzar las exportaciones en el verano de 2020.
Detalles del proyecto
Según datos a los que pudo acceder La Nueva, algunos de los cuales fueron adelantados el domingo pasado en la tradicional columna dominical Entre Tasas y Café, el plan resulta tan sencillo como innovador.
Por ejemplo, en vez de construir una planta de licuefacción en Bahía Blanca, un proyecto que costaría más de 2.000 millones de dólares, la idea es anclar en puerto Galván una barcaza de licuefacción.
Se trata de la «Caribbean FLNG», propiedad de Exmar, una empresa compañera de ruta de la estadounidense Excelerate Energy en varios proyectos, incluso en la del regasificador local que partirá en los próximos días.
El gas disponible –no sólo por la mayor producción de los pozos de Vaca Muerta, sino también por una fuerte disminución de la demanda industrial a causa de la retracción económica– será enviado por gasoducto hasta el sitio donde se ubicará la planta flotante de licuefacción.
Se estima que la Caribbean estará fondeada junto a una de las postas de inflamables de puerto Galván.

Al no haber depósitos disponibles para el gas natural licuado (GNL) producido por la barcaza, este será enviado a un buque metanero que amarrará en las inmediaciones.

Desde allí el gas será despachado en temporada de verano a mercados extranjeros, mientras que en invierno los buques metaneros llegarán a hasta el puerto de Escobar, donde trasvasarán su carga a un buque regasificador y desde allí el gas será destinado al consumo.
Obviamente la pregunta surge obligada: ¿Por qué enviar por barco el gas que podría ser transportado por gasoducto hasta Buenos Aires?. Sencillamente porque los gasoductos existentes en invierno trabajan al tope de su capacidad y no pueden recibir más metros cúbicos.
La decisión de la secretaría de Energía de la Nación tiene varios fundamentos técnicos.
Con el gas incremental de la cuenca Neuquina, la capacidad de transporte de los gasoductos Neuba I, II y el gasoducto Centro-Oeste está limitada.
“Los tramos finales del sistema de gasoductos para traer el gas desde Bahía Blanca a Buenos Aires no alcanzan para inyectar también GNL. La decisión del gobierno es consistente”, explicó un consultor al sitio especializado Econojournal.Esto reportará un ahorro de 100 millones de dólares por año.
De todas formas, no pocos técnicos advierten que prescindir de la terminal de GNL de Bahía Blanca supone riesgos que el gobierno no debería correr, y menos en un año electoral.
«Si bien la producción de gas está en aumento, se encuentra lejos aún de poder abastecer por sí sola al mercado interno».
Algunas versiones sostienen que el Enargas iniciará un estudio para saber si el sistema puede operar sin el soporte de la terminal regasificadora de Ingeniero White.
Lo ideal sería que el próximo invierno se pueda contar con el regasificador en Bahía Blanca durante dos meses y medio, pero dicha posibilidad no sería aceptada por Excelerate.
Por eso la jugada de la barcaza cerraría el círculo, atendiendo la demanda en invierno y permitiendo sumar dólares con la exportación el resto del año.
Mediante las flamantes exportaciones de gas a Chile y al sur del Brasil, la Argentina recibirá ahora 5 dólares por millón de BTU (unidad de energía).
Esto generó fuertes críticas porque el valor es inferior a los 7,5 dólares que se paga a los proyectos de la Resolución 46 de Vaca Muerta y a los 10 dólares que Argentina destina por la importación de GNL en invierno.
Cuando desde el sitio La Política Online se la preguntó al respecto, el secretario de Planeamiento Energético Daniel Dreizzen dijo que la capacidad de transporte del gas de la cuenca neuquina está desbordada. Sostuvo que el único lugar donde se puede colocar ese excedente es del otro lado de la cordillera y por lo tanto, hasta construir un nuevo gasoducto será necesario seguir importando gas. Y en cuanto al subsidio de la Resolución 46, la producción resultante tiene como destino únicamente el mercado doméstico.
Agregó que un futuro gasoducto hasta Rosario para abastecer al sector industrial y a las diversas centrales termoeléctricas de la zona- no es el único que se está planificando. El gran plan del Gobierno es poder exportar gas más allá de los países limítrofes y para eso se construirá un gasoducto de Neuquén a Bahía Blanca, el famoso tren de Vaca Muerta y una planta regasificadora de Gas Natural Licuado (GNL) para poder transportarlo vía marítima desde el puerto de Bahía Blanca.
«Se trata de un mega proyecto de más de 10.000 millones de dólares en el que ya se está trabajando para ponerlo en marcha inmediatamente después de las elecciones del año próximo, sostuvo el informe de LPO.
Dreizzen aseguró que «estamos en perfectas condiciones para competir a nivel internacional» ya que los costos han bajado notablemente y en estos momentos el «break even» (nivel para cubrir los gastos) se ubica en 2,5 dólares el millón de BTU, sin contar con los aproximadamente dos dólares adicionales que implica el proceso de regasificación.
En este momento se están escuchando las ofertas de varias empresas interesadas, a las que se les está ofreciendo una licencia por 25 años para transportar el fluido mediante el gasoducto mencionado y exportarlo libremente.
Si no se consigue ninguna propuesta que dé respuesta a las aspiraciones del gobierno nacional lo más probable es que se llame a licitación pública.
Habrá que ver cuánto de esto se concreta y que parte de la torta le corresponde realmente a Bahía Blanca.

Fuente: La Nueva, por Adrián Luciani