Por Agustin Barletti //

Trabajadores que responden al Sindicato Unidos Portuarios Argentinos (SUPA) bloquean el acceso a las terminales. Numerosos buques esperan en rada para cargar y descargar sus contenedores.
Las escenas que se viven en estos días en el puerto de Buenos Aires parecen sacadas de una película de acción. Corridas, tiros, y el portón de una de las terminales portuarias arrancado con la ayuda de un auto y una cadena, reflejan las situaciones de zozobra que padece el principal enclave de contenedores de la Argentina.

Trabajadores del Sindicato Unidos Portuarios Argentinos (SUPA) comandados por su secretario gremial, Diego Corvalán, hijo del secretario general del mismo gremio, Juan Corvalán, iniciaron las acciones de fuerza, tras una paritaria aún sin resolución.
El SUPA no forma parte de la Federación Marítima y Portuaria de la República Argentina (Fempinra) que ya cerró su paritaria en tiempo y forma. Ellos negocian por cuerda separada y pretenden un aumento aún mayor, aunque ello implique paralizar virtualmente el comercio exterior en contenedores del país.

Las protestas, que se iniciaron Terminales Río de la Plata, a cargo de los muelles 1, 2 y 3, luego se extendieron a APM Terminals, concesionaria del espigón 4, y a Bactssa, que gerencia la terminal 5.

Desde el Gobierno, el Ministerio de Trabajo trató de acercar a las partes por medio de propuestas salariales para los estibadores al tiempo que la Administración General de Puertos, como corresponde, radicó una denuncia penal contra los huelguistas, por su responsabilidad en el bloqueo del puerto y los incidentes de violencia.

En un momento, y con la necesidad de seguir operando, las terminales ingresaron trabajadores que no apoyaban el bloqueo del SUPA por medio de lanchas, las que, al ser descubiertas por los manifestantes, también fueron bloqueadas.
El Sindicato de Guincheros y Maquinistas de Grúas Móviles de la República Argentina (SGyMGMRA) repudió los hechos de violencia acaecidos en el puerto.
En un comunicado que lleva la firma de su secretario general, Roberto Coria, se denunció al SUPA por “convocar a marginales, vándalos, mezclándolos con sus trabajadores para impedir la entrada de trabajadores del resto de las organizaciones portuarias. Un clan familiar minoritario no puede imponer a la mayoría de la comunidad portuaria un esquema de violencia con serios riesgos de que el puerto de Buenos Aires sea considerado un puerto inviable dando argumentos inexactos de trasladar la carga nuestro puerto a la provincia de Buenos Aires”.
El comunicado también señala que “el puerto sigue trabajando en esta difícil situación de la pandemia merced a la decisión de los trabajadores. No hay despidos, No hay suspensiones, y somos una actividad esencial en el marco del aislamiento, no solo desde el punto de vista económico, sino sanitario. Por el Puerto Federal recibimos equipos y enseres indispensables para afrontar la pandemia. Sólo queremos que se respeten nuestros derechos, nuestra personería, nuestra identidad y ratificamos que nosotros sólo realizamos nuestra tarea especifica 100% guinchero, no ocupamos el puesto de otro”. Fuente: Transport & Cargo, El Cronista